LOS CLAROS DEL MONTE

A las víboras les gusta el olor del ajenjo.

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Pequeña montaña rebelde, libre, incultivable,
monte bajo de mi tierra yerma,
matorrales espesos, arbustos, matas leñosas, céspedes,
dulzor de la aromática en mi rostro
o una perdiz que vuela ante mis pasos…
Gozo el claro, la luz de esas pequeñas islas donde el sol protege los marrones
sonrío con la cabra perdida entre mi verde oscuro
y me sorprende un salto de corzo muy cercano,
vivo en el monte, como la lagartija entre las piedras
huelo con deleite la artemisia amarga
y tan sólo me asustan las víboras.

©Julie Sopetrán

Autor: Julie Sopetrán

Escribo porque no puedo dejar de hacerlo Quiero aprender de los que saben más y enseñar a los que saben menos.

8 opiniones en “LOS CLAROS DEL MONTE”

  1. Intensa esta manera de mimetizarse con la vida en su estado más puro, con sus placeres, sorpresas y miedos. Podría leerse como un alegato a favor de la vida natural y la experiencia de sentirse formar parte de un mundo hoy escindido por la cultura. Bravo.

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  2. Ja ja ja las víboras dan miedo del color que sean. Por cierto anoche soñé dos muy persistentes en asustarme.
    Me encanta todo lo que escribes y me gusta todo eso de lo que hablas.
    Debe ser lindo disfrutar de la flora y fauna y sus ocurrencias como la cabra loca. Je je.
    Besitos mi niña.

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