UNA SILLA EN EL CAMPO

Una reliquia surgida en el barbecho…

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         Una reliquia surgida en el barbecho…

 

Caminando por el campo que labró mi padre. Encontré al aire libre, una silla vieja, maltratada por la lluvia y el viento. La reconocí. Esa silla fue elaborada por las manos de mi padre, la hizo para sentarse y ver cómo llegaba el agua a los chopos que había plantado. Mientras se regaba su chopera, él sentado en esa silla, meditaba, rezaba, observaba la naturaleza, descansaba de su duro trabajo campesino… Me emocioné al verla. ¿Cómo estaba allí? Han pasado veinte años que murió. La recogí y la llevé hasta el viejo palomar, donde él guardaba algunas herramientas; la coloqué junto a la pared y me quedé contemplando el recuerdo de aquellos días de labranza, ya tan lejanos de la realidad.  Mi padre, -como aquel egipcio, creador de la primera silla- la elaboró con un trozo de madera, le dio forma y la recompuso con los hierros de una cama vieja, como hizo  Darwin. Finalizó las cuatro patas metálicas, uniendo todo ello a un respaldo.  Hoy después de veinte años… La silla es la reliquia surgida en el barbecho, como si fuera un árbol que todavía quiere dar fruto. Al encontrarme con la silla, veo a mi padre sentado en ella y contemplo el paisaje con los chopos ya secos.

©Julie Sopetrán

Autor: Julie Sopetrán

Escribo porque no puedo dejar de hacerlo Quiero aprender de los que saben más y enseñar a los que saben menos.

23 opiniones en “UNA SILLA EN EL CAMPO”

  1. Qué hermosa respuesta a la silla vacía! Gracias, amigo. Cuántas sillas y cuánto nos inspiran desde todos los ámbitos. Qué bien Paula, que encontraste tu silla y con ella comienzas el año desde tu sonrisa. Mi abrazo para ti, desde la silla ya vacía de mi padre. Gracias, Antonio. Como siempre observando lo que nos rodea. Mi abrazo también para ti.

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