LOS CARDOS BORRIQUEROS

… las espinas de lo desconocido…

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LOS CARDOS BORRIQUEROS

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Cuando era niña, recuerdo ir a escardar los campos sembrados de trigo y cebada, iba con mis tías que con mucha habilidad los arrancaban o cortaban con la escardilla. Mis tías pasaban muchas horas escardando y yo por las tardes, les llevaba la merienda en un talego. Recuerdo aquellos cardos, altos, fuertes y llenos de espinas. Me acercaba a ellos casi con miedo, pero quería admirar sus flores moradas que con el calor, pronto se volvían blancas. Rara era la vez que no me pinchara con sus hojas muy espinosas. Mi padre me decía que eran cardos borriqueros. Y los llamaban así, porque cuando todavía la planta estaba tierna y no tenía espinas, a los burros les gustaba comerla. Muchos, los que no se habían escardado, crecían, duraban todo el verano muy altivos en los bordes de los caminos o en las tierras baldías. Hoy en los campos que habito, abundan, algunos superan el metro de altura y son tan fuertes que es difícil cortarlos sin pincharte. Mi abuela, cuando las pencas del cardo ya estaban secas, las cortaba, quedaban como varas, las limpiaba con guantes y en la época de la vendimia, en esas pencas limpias, dejaba un ganchito en lo que era el principio del grueso de la hoja y allí colgaba los racimos de uvas para que se orearan… Recuerdo que la vara del cardo se convertía en toda una obra de arte dentro de la casa, obra que servía para exhibir el fruto de la vid. Y sí, he de decir que admiro la belleza del cardo borriquero, sus flores, sus transformaciones, incluso su austeridad, me cautivan.  Sabemos que, metafóricamente, si alguien te dice que eres un cardo, recurres a la aspereza de la personalidad, y entiendes que eres una persona desabrida, pero si además le añades borriquero, te está diciendo que eres un verdadero necio o una persona muy torpe, capaz de exhibir cualquier arrogancia nada grata para los demás… Desafortunadamente este tipo de personas, abundan en nuestros días y son peores que los cardos, nos dirigen, nos manipulan, nos maltratan… El mundo está sembrado de cardos borriqueros. Yo me quedo con la belleza que esta planta aporta al espíritu.

 

©Julie Sopetrán

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Autor: Julie Sopetrán

Escribo porque no puedo dejar de hacerlo Quiero aprender de los que saben más y enseñar a los que saben menos.

32 opiniones en “LOS CARDOS BORRIQUEROS”

  1. Los cardos también me fascinan, con ingenuidad he intentado que cresacan en macetas, me las he robado del camino y trasladado. Pero su carácter salvaje no le permite la vida limitada que le puedo ofrecer en mi humilde terraza, así que mueren. He dejado intertarlo luego de dos bajas. Es libre, fuerte y hermosa. Desconocía que se usara su nombre para cierto tipo de humanos, que la verdad, no le hacen justicia a la planta y que a los burros le gustara… Mis gatos las odian jeje han sido víctimas de sus espinas

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    1. Gracias por tu comentario, Rosa. Sí, son libres y bellos. Y como el tomillo, una planta que adoro, no se deja sembrar en el jardín, salen donde quieren y ofrecen su belleza a la soledad de cualquier parte. A mi me encantan. Los observo, los miro, pero cualquiera los toca! jajaja, tienen espadas.
      Te mando un beso, también a tus gatos, yo estoy rodeada de ellos. Gracias, amiga.

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  2. Las comparaciones son odiosas, pero lo relativo a las personas con los cardos, son el pan de cada día a diferentes niveles. Desde personas que nos rodea hasta llegar a los políticos. Tu recordatorio crea un fascinante relato de tu vida en el campo. Disfruté leerte. Una buena semana para ti.
    Manuel

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    1. Manuel, me siento muy campesina, porque mis padres eran gente de campo, y de niña, recuerdo que las mujeres participaban de las labores del campo. Son recuerdos muy vivos. Por otro lado, me rodean los cardos jajaja, y admiro su belleza intocable. Gracias por venir a leerme. Yo también te deseo feliz semana. Un fuerte abrazo.

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  3. Personalmente me gustan por su naturaleza salvaje.
    Recuerdo que mi madre nos calificaba de cardos borriqueros a mi hermana y a mí cuando discutíamos y, además del gesto mohín, nos llamábamos de todo menos guapas, decía que éramos tan bastas como los cardos borriqueros.
    Me ha encantado, Julie, muy bonita tu historia.

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  4. Como cada ser en estado natural cumple el cardo con su función, ignoraba que este en particular tuviera esas aplicaciones. Gracias por compartir ese conocimiento. Creo que otros se usaban para cardar la lana o para comer en ensalada. Un abrazo.

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    1. Gracias por tu visita, Carlos. Me encantan estos cardos son como pequeñas estrellas que ves a a una distancia y que no puedes tocar… Crecen, cambian de color… Me he reído mucho con lo de cardar la lana… Eres genial. Creo que la lana se carda con cepillos… Si este cardo cuando está tierno, se puede cocinar y creo que es un manjar. En muchos lugares lo cultivan. Un abrazo.

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  5. Muchas veces he oído a mi madre decirme que era un cardo borriquero, cuando de pequeña me mostraba arisca y exigentona, cuando no respondía a sus muestras de afecto sino que la rechazaba. Yo creo que para ella era como la respuesta negativa, pinchante, ante cualquier gesto afectivo suyo.

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    1. Gracias, Marycarmen, gracias por tu comentario. Si, antiguamente nos decían cardos borriqueros por cualquier cosa que hiciéramos mal. Y en realidad no sabíamos de qué cardos hablaban. Yo tardé en conocerlos, pero mis tías me mostraron su gran belleza además de sus pinchos. Me alegro que trajera recuerdos de la niñez. Un beso.

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  6. Me identifico mucho con tus recuerdos, como hija del campo, los conozco desde muy pequeña, aunque no recuerdo que en mi pueblo se les usase para nada.
    Pero es ahora, de mayor, cuando más los he contemplado. A lo largo del camino que hago con mi perra (cuando estoy bien) crecen varias especies, el común, ese que le sale la bolita de algodón morada que le llena de vida, hay otro que es muy bonito cuando está florido, porque sus bolitas, más pequeñas y abundantes son amarillas, y otro parecido al primero pero con un tamaño bastante más pequeño
    Y la expresión de cardo borriquero creo que está muy extendida. Me lo llamaron a mí alguna vez, se lo llamé a mis hijos y alguna vez a Iker, cuando se pone de morros conmigo…
    Un gran abrazo.

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    1. Gracias por leer, Estrella. Sí. Tienen una belleza especial estos cardos que se utilizan también en decoración, tienen sus temporadas y sus colores, pero son preciosos, grandes y esbeltos. Si eres de campo los has visto muchas veces y ahora mismo ya están secos, con sus barbitas blancas en el centro y ss afilados pinchos o espadas… Gracias, amiga. Agradezco mucho tus palabras. Un abrazo y feliz domingo.

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    1. Gracias, María, fíjate que tengo lo que es el tallo gr uno de los cardos y todos los años cuelgo uvas en en él hasta que se convierten en uvas pasas. Me encanta. Me alegro que te gustara. Son detalles y costumbres de los pueblos que se van olvidando… Un beso fuerte.

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