PARAÍSOS CERCANOS

Cuando los lugares se transforman en la mirada…

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Todos los lugares están habitados por alguien que no vemos. Son como paraísos perdidos que reaparecen. De repente tienen formas  y están con nosotros como siempre lo estuvieron, pero han pasado desapercibidos hasta ese momento mágico en que los vemos. Nos vienen en silencio sus palabras, sus colores, sus formas, sus espacios fríos, calientes, tibios, creados para la vida y la meditación o simplemente para disfrutar de su esencial belleza.
Por este paisaje pasaba todos los días, pero no lo vi hasta que un día, nevó.  Algo estalló en la mirada que transformó la perspectiva de un mundo nunca antes contemplado. No dejaba de ser el mismo de todos los días. ¿O era otro? Y  fue así como analicé no sólo el trabajo laborioso, básico y artístico del campesino, sus dibujos hechos con la reja del arado, la belleza de la tierra, su geometría, el cosmos, el laberinto y ¿por qué no? la poesía que emana de cada lugar… Me ha llevado años reposar las imágenes y ver los contenidos. Y todavía estoy pensando si he descubierto algo o sólo es fantasía lo que destapa el instante al mirar tantos paraísos cercanos donde habito. 

©Julie Sopetrán

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GIRASOL DEL INSTANTE

Sólo el Amor puede salvar al mundo de su hastío.

 

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Sólo el Amor puede salvar al mundo de su hastío.

El Amor es un sol, un girasol, un pequeño dios que nos invade.
El Amor verdadero es esa conjunción del bien que se manifiesta en nuestras acciones.
Es el centro mismo de la flor, corazón y latido que irradia bondad, verdad, ternura.
El Amor es aquello que nos viene de lejos para sentirlo cerca.
Es la idea en su plenitud de conjunto.
El Amor es lo que más brilla en nosotros.
El Amor es la fuerza que regenera lo imposible y aquello que imaginas generosamente.
El Amor es lo divino que llevas dentro y si alguna luz hay en las tinieblas es el Amor.El Amor es todo lo que oscila en tu voz cuando anochece…

Porque Amor, es ser yo misma en ti mismo.

©Julie Sopetrán

HUELLAS EN LA ARENA

Todo es la síntesis de lo desconocido.

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El alma quedó impresa en la huella
madre abrazando a su hijo, dibujo abstracto, estela
trazo de sensaciones
tres, cuatro, cinco en el abrazo de las coincidencias
Suavidad de la arena, conexión con las formas
geométricas
y estaba allí la piedra, templo y montaña o diminuto pozo
de visual nitidez cósmica.
Y todo lo hizo el agua en los espacios de la arena
obra de arte ajena al mar en el conjunto
ideológico del símbolo, como si fuera una elevación gradual del instante
creando en el contacto de los dedos con la arena,
la ilusión óptica y efímera de las formas.
El sol comunicó su esencia en la sombra para entender el probable significado
del nervio de la bóveda que es piedra. Y no, no es el dedo de Dios,
es el de una mujer
caminando sola por la playa a la búsqueda del sentido indudable
que concreta lo real en lo abstracto.
No, no se puede leer lo que está escrito, el agua altera el lenguaje
y la armonía es momento. Todo es la síntesis de lo desconocido
y el Arte, todo el Arte es nuestra huella.

 ©Julie Sopetrán

LA FUENTE

Sólo el agua amamanta los sueños de la tierra yerma.

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La fuente ríe, la fuente llora, la fuente habla…Y surge de las entrañas de la tierra su venaje y viene de dentro y nos ofrece su frescura, su transparencia; en su constancia se oye el latido del hontanar que fluye. Mi patio estaría triste sin este sonido de surtidor cantarín y poético. Mi jardín no tendría flores, las semillas no germinarían sin el riego de la fontana, es ella, la diosa central de todos los verdes, la que ratifica las cosechas… El agua de la fuente en mi lengua sacia mi necesidad, mi deseo, mi sed; su claustro es la tierra, sus caminos son invisibles, su caudal es libre, llega donde quiere, se ofrece como beso divino y corre, corre sin cesar por los pilones que van al río. La fuente retorna a mi tristeza  para darme vida, amor, ternura. La fuente es madre que exhibe su grandeza entre mis labios… porque el agua me une a la divinidad y al recóndito pulso del universo. La fuente es mi bien. Lo que me queda. Lo que me salva en este páramo.

©Julie Sopetrán 

Y NO ES NOTICIA…

La sombra del árbol, es una luz que nos pertenece.

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Y no tiene dónde mirarse el árbol  porque le han roto los ojos, los espejos…
Han arrancado sus cabellos con rabia y no es noticia que los pájaros lloren porque se han quedado sin nidos, sin ramas, sin refugios donde pasar la noche.

Está sucediendo ahora mismo en muchas carreteras de España. En muchos jardines. En el campo. Yo hablo de las carreteras de Castilla la Mancha, que son las que conozco. Estos árboles, ya no pueden dar sombras. Son Quijotes moribundos muy alejados de Santo Panza. Han desmochado sus brazos, han herido su savia, han ultrajado su cuerpo con saña. Lo han extirpado a degüello en las guillotinas del ribazo o de las cunetas.

No sé qué ingeniero o político o experto puede concebir un árbol sin ramas. Sí. Lo han mutilado con inquina y lo han dejado sin recursos, sin derechos, sin voces. Porque no puedo concebir que sea podar un árbol lo que están haciendo. Estaban sanos, pero les hicieron la autopsia en vivo, respiran por un rato, lo que tarden en morir de pie. Cuando los miro, me puede el llanto. En el silencio de este campo, de estos caminos sangrientos de Castilla, hoy se oye su grito, una queja que aflige en lo más sensible… No sé, no puedo describir tanta agonía colectiva. No sé… no sé, si hasta la lluvia se espanta al verlos.

©Julie Sopetrán

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DESNUDO

Todo desarrollo implica dolor

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Fuerarropa de hojas con los brazos desnudos
echando al aire el vaho de su inocencia
en desabrigo y solo
descalzo y vagabundo, al descubierto,
el árbol llora
entre la niebla del invierno…
No, no puede salir corriendo entre la nieve
Se ha librado del fuego, la nube le sonríe
Al natural, contempla los paisajes blancos y tirita de frío
en cueros vivos, se deja aneblar el instante
como si fuera un niño adolescente
mientras el agua nieve va dejando en sus ramas
los besos de ese efluvio que es la vida.

©Julie Sopetrán

LOS CLAROS DEL MONTE

A las víboras les gusta el olor del ajenjo.

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Pequeña montaña rebelde, libre, incultivable,
monte bajo de mi tierra yerma,
matorrales espesos, arbustos, matas leñosas, céspedes,
dulzor de la aromática en mi rostro
o una perdiz que vuela ante mis pasos…
Gozo el claro, la luz de esas pequeñas islas donde el sol protege los marrones
sonrío con la cabra perdida entre mi verde oscuro
y me sorprende un salto de corzo muy cercano,
vivo en el monte, como la lagartija entre las piedras
huelo con deleite la artemisia amarga
y tan sólo me asustan las víboras.

©Julie Sopetrán

EL GATO EN EL JARDÍN

Hay lugares exactos que motivan encuentros

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EL GATO EN EL JARDÍN

Percibiendo la flor, el gato observa los colores
o tal vez mira el vuelo de las mariposas
o advierte esa bondad de los perfumes
o se queda extasiado en ese punto de las confluencias
allí donde los tornasoles se bifurcan
y enmarcan los instantes
de las sugerencias…
El gato sabe en qué lugar
florecen las ideas.

©Julie Sopetrán

CAMPANA DE PAPEL

La luz, el tiempo, el viento… la deshace al instante

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Sentimiento, amapola, pasión entre cenizas

y el latir de un instante entre la niebla.

Es la sangre que cae de la nube que pasa

rozando las espigas…

Ama de amada y mala hierba y fuego es su belleza

Pétalo escarlata que recrea campanas de papel y rompe el tiempo

entre los surcos.

©Julie Sopetrán

MUSGO EN LA PIEDRA

La belleza existe en el rincón más apartado.

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Llueve y la piedra lo sabe, se deja acariciar, abrazar, por la bufanda verde del musgo…
La belleza existe en el rincón más apartado. El tacto es suave y en la piedra, el musgo
expresa la fuerza primitiva de la naturaleza.

Es Navidad
Están frías las piedras.
El musgo crece.

©Julie Sopetrán

 

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