LOS DIBUJOS DEL AGUA

Porque todo es nuevo en un instante…

los dibujos del agua

Observando las olas al amanecer, mirando transparencias, ondulaciones, la caricia del agua sobre una arena limpia, pequeños golpes de mar que se dispersan suavizando el embate y recreando la belleza de las formas que dibujan corrientes y que a la vez, forman esas líneas juguetonas, efímeras, en la superficie de la playa… 

Curioseando sobre mis propios pasos me adentré en el cristal del agua, me sentí partícipe de la obra de arte que se deslizaba entre los dedos de mis pies, así corrí volviendo a mi niñez y sonreí mirando al mar y me llené de asombro viendo cómo entre la espuma se alejaban los años ya vividos…

Todo era nuevo en un instante.  Frente al mar pude percibir, imaginar, el esplendor del fondo, su misterio, su abismo, los precipicios las cavernas. Y sí, fue precioso palpar la lisura de la superficie más cercana, los planos y las formas de otra geometría inmediata, más dúctil y en bonanza… 

Percibiendo este instante ya mereció la pena ir al mar.

©Julie Sopetrán

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LA DESNUDA INOCENCIA

Cuando la energía del mar nos vuelve niños…

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LA DESNUDA INOCENCIA

Porque según la ciencia, la vida comenzó en la mar y frente a esa inmensidad nos sentimos tan niños, tan desnudos, tan frágiles… Nos fascina su movimiento, su fuerza, su belleza. La contemplación del niño desnudo frente al agua, me sugiere la bondad y la maldad del mundo representada en la riqueza marina. Aunque en el placentero gusto del juego, presiento también la furia perversa del oleaje en los huracanes… En esa situación ambivalente de desnudez y frescura, es donde y cuando aprendemos a ser libres. Me atraen los azules, las espumas, los reflejos del sol en la húmeda arena. Siento el agua en mis pies descalzos y espero que la ola me empuje en su vaivén contradictorio de vivencias. Me fascina la vida en movimiento, los pasos de este niño viviente, el miedo, la candidez, el asombro, las nuevas sensaciones, la impresión, el estreno. Es el deseo de comunicarse con el misterio o de interpretar el mensaje del tiempo. Es el placer, la inconsciencia, el candor de sentir en la simpleza aparente de lo inmenso, lo que impulsa a los pies dar un paso… ¡Y son tantas, tantas cosas las que expresan la pureza del ser en el instante…!

©Julie Sopetrán

HUELLAS EN LA ARENA

Todo es la síntesis de lo desconocido.

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El alma quedó impresa en la huella
madre abrazando a su hijo, dibujo abstracto, estela
trazo de sensaciones
tres, cuatro, cinco en el abrazo de las coincidencias
Suavidad de la arena, conexión con las formas
geométricas
y estaba allí la piedra, templo y montaña o diminuto pozo
de visual nitidez cósmica.
Y todo lo hizo el agua en los espacios de la arena
obra de arte ajena al mar en el conjunto
ideológico del símbolo, como si fuera una elevación gradual del instante
creando en el contacto de los dedos con la arena,
la ilusión óptica y efímera de las formas.
El sol comunicó su esencia en la sombra para entender el probable significado
del nervio de la bóveda que es piedra. Y no, no es el dedo de Dios,
es el de una mujer
caminando sola por la playa a la búsqueda del sentido indudable
que concreta lo real en lo abstracto.
No, no se puede leer lo que está escrito, el agua altera el lenguaje
y la armonía es momento. Todo es la síntesis de lo desconocido
y el Arte, todo el Arte es nuestra huella.

 ©Julie Sopetrán

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