LOS PÁJAROS

Cuando la contemplación tiene música…

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Se han caído todas las hojas, la acacia muestra su esqueleto y en sus brazos desnudos se refugian los pájaros. Son gorriones. Este año no tienen frío, seguramente hablan del otoño caliente o de la falta de granos en el campo. Percibo en sus gorjeos la placidez de un día en calma. Los miro desde mi ventana abierta a un nuevo día y siento la belleza estática del instante. Los cuento uno por uno, no hago ruido, quiero saber qué murmuran o qué dicen sus píos. Imagino sus lances, sus hazañas, sus correrías por el arroyo buscando insectos, volando a ras del agua o deteniéndose en las orillas refrescando sus alas. Hablan de nidos, alguno ha tirado el viento. Conversan de las semillas de la siembra, tienen un sabor amargo por los herbicidas. Y no, no hay mucho que comer.  Les he puesto unas migas de pan en el suelo… Pero es muy peligroso lanzarse. Los gatos los observan y prefieren quedarse entre las ramas. Me cautiva su sencillez, su aparente insignificancia, su distante cercanía, su libertad y a la vez, la sumisión que dedican a los lugares que habitamos. Son mis vecinos y hoy, me siento muy feliz a su lado. 

©Julie Sopetrán

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LA FUENTE

Sólo el agua amamanta los sueños de la tierra yerma.

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La fuente ríe, la fuente llora, la fuente habla…Y surge de las entrañas de la tierra su venaje y viene de dentro y nos ofrece su frescura, su transparencia; en su constancia se oye el latido del hontanar que fluye. Mi patio estaría triste sin este sonido de surtidor cantarín y poético. Mi jardín no tendría flores, las semillas no germinarían sin el riego de la fontana, es ella, la diosa central de todos los verdes, la que ratifica las cosechas… El agua de la fuente en mi lengua sacia mi necesidad, mi deseo, mi sed; su claustro es la tierra, sus caminos son invisibles, su caudal es libre, llega donde quiere, se ofrece como beso divino y corre, corre sin cesar por los pilones que van al río. La fuente retorna a mi tristeza  para darme vida, amor, ternura. La fuente es madre que exhibe su grandeza entre mis labios… porque el agua me une a la divinidad y al recóndito pulso del universo. La fuente es mi bien. Lo que me queda. Lo que me salva en este páramo.

©Julie Sopetrán 

EL GATO EN EL JARDÍN

Hay lugares exactos que motivan encuentros

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EL GATO EN EL JARDÍN

Percibiendo la flor, el gato observa los colores
o tal vez mira el vuelo de las mariposas
o advierte esa bondad de los perfumes
o se queda extasiado en ese punto de las confluencias
allí donde los tornasoles se bifurcan
y enmarcan los instantes
de las sugerencias…
El gato sabe en qué lugar
florecen las ideas.

©Julie Sopetrán

CAMPANA DE PAPEL

La luz, el tiempo, el viento… la deshace al instante

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Sentimiento, amapola, pasión entre cenizas

y el latir de un instante entre la niebla.

Es la sangre que cae de la nube que pasa

rozando las espigas…

Ama de amada y mala hierba y fuego es su belleza

Pétalo escarlata que recrea campanas de papel y rompe el tiempo

entre los surcos.

©Julie Sopetrán

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