LAS NUBES

Pasan, vienen se van…

1-IMG_7859

Desde muy joven me impresionaron las nubes, me pasaba horas mirando al cielo observándolas. Creo que mi afición a la fotografía, la motivaron las nubes, tan blancas, tan negras, tan rojas, tan grises, tan cambiantes, tan efímeras, tan geométricamente diversas. Investigué sobre ellas, cómo se formaban, sus nombres, cómo podían mantenerse en el aire con ese volumen de lluvia, nieve, granizo, piedra… Y todavía no comprendo del todo su magnitud, su fuerza, su electricidad… Pasan, vienen, se van, invaden la luz, decoloran el paisaje, pasan sobre mi con violencia, ligereza, sosiego, dependiendo de sus vesículas huecas, pequeñas, líquidas, de la evaporación, de esos rayos solares que las cargan o alimentan con su intensidad… Se dejan llevar por las capas de aire muy seco, los vapores, la energía, la fuerza misteriosa del universo. Y presientes cuando tienen frío, cuando se evaporan, cuando se enfadan y lanzan sus rayos ardientes, cuando se mueren dejando el cielo raso. Mi madre y yo nos escondíamos con mucho miedo en el rincón más apartado, rezábamos a Santa Bárbara esperando que pasara la tormenta. Y cuando esas nubes tardaban en marcharse, nos refugiábamos en el coche dentro del garaje y no, no han dejado de asustarme con sus relámpagos y truenos estremecedores. Pero aún así son bellas, por eso, porque sonríen, se enfadan, se esconden y suspendidas en el aire exhiben sus figuras, nos sorprenden.

©Julie Sopetrán