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MI LIBRO VIEJO

Pues yo tengo un libro viejo
pequeño y bastante usado,
me lo encontré en un mercado
por la calle de El Espejo.
Este libro es un reflejo
de sapiencia, que se empeña
en cortar toda la leña
que crece en mi fantasía:
«Tratado de Poesía»
así se llama el que enseña.

©Julie Sopetrán

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JESÚS, EL PASTOR

Después de tantos años, desde niña, he visto a los pastores con sus rebaños ir y venir por las tierras que labraba mi padre y mi
hermano. La leche, la carne del cordero que nos proporcionaba
Jesús, un año tras otro, en Navidad , todo eso desaparece. Jesús es un hombre bueno, trabajador, honrado, siempre dedicado a su rebaño, a su familia, al pastoreo de este paisaje castellano. Pero no puede soportar más los gastos que apenas le producen ingresos . Esa visión bucólica del rebaño, yendo por las cañadas, ese sonido de los cencerros, también desparece, se pierde desde hoy en el olvido de lo que ha sido por siglos. Me comentaba este pastor de Torre del Burgo, en Guadalajara, España, que no se siente con fuerza para seguir, los impuestos, las pocas ayudas del gobierno, la situación económica, no recompensa por tanto esfuerzo de trabajo y dedicación. Es un oficio más que desaparece en nuestra comunidad. Y los campos se verán afectados… Vende sus ovejas, sus cabras, pero sabe que quien se lo compra también las va a vender. Es el fin de toda una trayectoria heredada desde tiempos inmemoriales, abuelos, padres, hijos… Les dejo estos versos que hoy me ha inspirado el pastor.

El pastor de mi pueblo
viene del campo
le siguen las ovejas
de su rebaño.
Y son los perros guías
los que vigilan,
a la oveja rebelde
que descarría.
El pastor de mi pueblo
Jesús se llama,
yo le rindo homenaje
desde mi casa.
Jesús, ya se jubila
y estoy muy triste,
ha vendido el ganado
porque no rinde.
Sus padres, sus abuelos
que le enseñaron
a hacer frente al empeño
de tanto atajo.
El pastoreo antiguo
se desintegra
que un oficio tan duro
ya no interesa.
Los gobiernos no apoyan
a los pastores;
y la leche y la carne
serán peores.
Y estoy muy triste

que ya no pasa
pastoreando el tiempo
de las cañadas.
Se quedará vacío
su noble aprisco,
sin ovejas, sin cabras,
ni corderillos…
Los oficios se pierden
nadie los salva,
que los esquiladores
también se marchan.
¡Ay! Si pudiera
yo a Jesús pediría
que no se fuera!

©Julie Sopetrán

Jesús con sus perros amaestrados. Foto: Julie Sopetrán

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LA NIÑA QUE FUI

Sugerencia de escritura del día
Si hubiera una biografía sobre ti, ¿cómo se titularía?

Hace unos meses WordPress, hacía esta pregunta, y yo contesté «La niña que fui». El libro lo había escrito hace
ya unos años atrás y, como al mes de contestar esta pregunta, una persona extraordinaria de México, llegó a casa y me pidió alguno de mis libros sin publicar, le di dos, inéditos, más o menos un mes después, esta persona se presentó en casa con los dos libros ya maquetados listos para la revisión. Y no, no me lo podía creer. Las concidencias existen. En Mayo, si Dios quiere, presentaré en México, La Niña que fui. Ya les indicaré donde pueden comprarlo, por si les apetece leerlo. También saldrá al público mi otro libro titulado: Chavelita. Una historia oral, que escribí cuando era estudiante de periodismo, relacionada con Pancho Villa. Los dos libros los encontrarán en la misma editorial en Guanajuato. Gracias amigos, porque veo que les ha gustado el título, a ver si también les gusta el contenido.

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MECIENDO AL NIÑO

Canción de tierra para el Amor Dormido. Nana para despertar el Amor.

Grupo colaborador de esta obra plástica inolvidable: CANCIÓN DE TIERRA PARA EL AMOR DORMIDO

Ojos marrones tiene
mi niño hermoso;
se los pintó la tierra
con pincel de oro.

En las mañanas frías
de invierno crudo;
los ojos de mi niño
son más oscuros.

La sonrisa en sus labios
se vuelve cielo;
azul tornasolado
del universo…

Y gris está la fuente
su llanto amargo;
cuando mi niño llora
todo es morado…

A los caminos verdes
baja la estrella
y jugando con ella
mi niño duerme…

©Julie Sopetrán

De mi libro:
CANCIÓN DE TIERRA PARA EL AMOR DORMIDO
27-11-1992

Comparto hoy con vosotros, mis amables lectores, un fragmento, de la puesta en escena de mi pequeño libro: CANCIÓN DE TIERRA PARA EL AMOR DORMIDO, que todos podéis leer en mi blog: https://eltiempohabitado.blog/cancion-de-tierra-para-el-amor-dormido-libro/. Este libro nació viendo cómo los olmos morían por una enfermedad. El valle de el Río Badiel ya no era el mismo, de ahí surgió la idea de crear este obra, lo convertí en acto literario, en obra pláscica, con la música origianal de Luis Tejeiro, la voz en vivo de Toñi de la Cruz y, lástima que no podamos insertar la danza que llevó a cabo María Jesús León, Antonia Barata, Marisol Folgado, los niños de la Casa de Extramadura… Yo también le puse voz a algunos de mis poemas y fue un acto realmente inolvidable. Pues en realidad quería crear una nana para despertar el Amor; en la escenografía era protagonista un árbol seco, debajo del árbol, un hombre sentado, dormido. Las bailarinas danzaban al son de la música creada por Luis Tejeiro, danzaban para despertar al Amor. La palabra era también importante, pues a veces sólo el verso inspiraba la danza… Música, canto, danza y poesía que completaron una hora de arte en el Colegio de San José de Guadalajara, España. (27-11-92) Con este poema y con este video, hoy, en estos días cuando están muriendo tantos inocentes, quiero memorar con mis lectores este recuerdo vivo y entrañable de esta nana cantada por Toñi de la Cruz y dedicada al ser humano, a los niños. Y con vosotros, amigos lectores, recordar a tantos seres que no tienen hogar, ni cuna, ni lugar donde ir, ni sitio donde estar por culpa de las guerras y de tantos intereses creados por la humanidad.
Mi agradecimiento por vuestras abundantes visitas a mi blog. Muchas gracias amigos, con mucho cariño para todos, mi agradecmiento por leer y por compartir.

Julie Sopetrán

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DESDE LA HUMEDAD DEL TIEMPO

"Nuestra alegría, nuestro dolor" 
Apunte artístico de la Profesora del Ateneo de Bellas Artes de Madrid, M. Carús. 21-07-05

(» Pensar tanto es nuestra alegría, nuestro dolor» Apunte artístico de la
Profesora del Ateneo de Bellas Artes, Madrid:M. Carús.
21-07-05)

En mi cuerpo hay ríos

y mares profundos

corrientes y pozos

lagunas y charcos

Por mi cuerpo cruzan

los vientos del Norte

la lluvia, la nieve

recrea paisajes.

En mi cuerpo ríen

las grandes montañas

y en sus vegas verdes

se suaviza el aire

En mi cuerpo hay cuestas

laderas y sendas

que dibujan montes

entre chaparrales.

La humedad del tiempo

la niebla, las nubes

los llantos, las risas

que bajan y suben

Los caminos curvan

los huertos, los árboles.

En las fuentes secas

suspira el deseo

donde quedan restos

de sus manantiales

En mi cuerpo el hielo

refresca la piel

pero al rato un fuego

se enciende con él.

Gota a gota el agua

remansa la tarde

y me llena el alma

de ríos y mares...

©Julie Sopetrán

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A BELÉN – Villancico 2023

A BELÉN – Villancico 2023

La Navidad ha llegado
para los unos y otras
que terminamos el año.

Todos vamos a Belén
unas vienen y otros van
algunos no volverán
pero hacia allí van también.
Y si tú no has ido…¡ven!
Que el Niño te está esperando
para terminar el año.

No te pese caminar
cada pisada es victoria

en ella escribes la historia
de los que saben amar.
Y si Amor quieres llevar
sabes que yo te acompaño
para terminar el año.


Unos llevan desconsuelo
otras dolor y miseria

pero impresa en la materia
todos llevamos el cielo
No te apoyes en el suelo…
Sube, sube otro peldaño
para terminar el año.

Mira al pastor cómo lleva

el corderillo en sus brazos
con sus pies hechos pedazos
no importa si llueve o nieva
él avanza y sobrelleva
el control de su rebaño
para terminar el año.


¡Vayamos hasta Belén!
Aunque se rompa el camino
y llevemos lo divino
que se oculta en nuestro ser.
¿Te sientes desfallecer?
¡Pues elimina tu engaño
que has de terminar el año!

©Julie Sopetrán

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VUELVE EL OTOÑO

Vicent van Gogh – El sembrador.

Esta imagen pintada por Vicent van Gogh, me trae el recuerdo de mi padre.
De mi infancia, de aquella siembra a mano, sin máquinas, sin tractores, sin
más ayuda que el esfuerzo, el trabajo hecho con sus mulas, su arado, y ese
saco colgado al hombro, al que llamaba «la sembradera», ahí echaba el grano,
luego, con su mano lo esparcía por los surcos y así se sembraba el campo.
Muchas veces yo lo acompañaba y él me sonreía mostrándome cómo se sembraba el trigo y la cebada. Hoy es otoño otra vez. Se empiezan a arar los
campos, para preparar la tierra para la labranza, la tierra que recibirá las semillas de una forma muy diferente. Los tractores y sus sembraderas abarcarán los surco que irán distribuyendo las semillas de una forma moderna, tecnológica, diferente. Pero no puedo dejar de lado tantos recuerdos de aquellos días. De una u otra forma, el labrador sigue vivo y siempre, siempre, mirando al cielo.

El Otoño renace entre los surcos
que el labrador diseña en la mirada
su trabajo embellece mi paisaje
pinta, borda el aspecto que transciende
Contemplo la labranza de la tierra
la sonrisa de los atardeceres
y ese gesto de sol en los pinares
que parece dorar el sentimiento
Siento que el buen hacer me pertenece
y sigo el paso firme del labriego
propago la semilla, cubro el surco
me aferro a la costumbre de la siembra
Entre lluvias y vientos me habla el campo
y recojo los frutos de las viñas
de los perales y de los olivos
cual plenitud de cambio en su belleza
Las hojas de los chopos ya en el suelo
Un bramido de ciervo se oye al paso
son las luces y sombras del rellano
Reflexiono, siento el calor y el frío
¿o es la tristeza al ver que el sol se esconde
entre la niebla?

©Julie Sopetrán

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BEATRIZ LAGOS

Beatriz Lagos Poeta universal. De Argentina y de Hita

La palabra es la flor de lo diverso
que transforma el instante en poesía;
fue en pleno corazón de la Bahía (1)
nos conocimos recitando el verso.

La palabra fue luz del Universo
que la Amistad ya nunca apagaría;
el ritmo del poema nos unía
desdeñando las notas de lo adverso.

Enamorada de Hita y de sus gentes
habitaste esta tierra de poetas
versos y prosas que en la luz revives.

Porque dejaste el agua de tus fuentes
manantiales que son obras completas
y desde el cielo… todavía escribes.

                                      ©Julie Sopetrán

(1)La Bahía de San Francisco, California. Años 70.
 Hoy en su homenaje póstumo, en Hita, Guadalajara, España,  9 de Septiembre 20
23.

Ser poeta es hacer versos.

No voy a hablar de cuándo o cómo nos conocimos…para eso está su obra: Memorias de una argentina, KASIDA, ahí por ejemplo, en el capitulo 8, página 339 ella nos cuenta acto y lugar donde nos conocimos en 1981. Leyendo, valoramos, aprendemos y conocemos los detalles enriquecedores de su vida… Es un libro que recomiendo su lectura si queremos saber quien fue Beatriz. Le brindamos una vez más, nuestro amor, nuestra amistad, nuestra admiración por su vida y obra como una referencia que nos ha servido para aprender, también para enseñar. Porque el poeta aprende del que sabe más y enseña al que sabe menos. Ella tenía esa humildad, ese conocimiento de querer aprender y de enseñar lo mucho que había aprendido. Nos hicimos amigas para siempre y hoy le rindo mi sincero homenaje y agradezco al pueblo de Hita me haya invitado para corroborarlo públicamente.

Leer a Beatriz, es encontrarse con la poesía, con la historia, la historia de Hita, la historia universal, que también Beatriz nos dejó en más libros: La Halconera de Hita, 2001; La juglaresa de Hita, 2002, AACHE ediciones y con la misma editorial publicó La tapicera de Hita,2002; La novia rusa, 2007; En 1993 publicó en Torremozas, su poemario Pastor de Silencios. En 2004 publicó en Gráficas Nueva Alcarria su libro de poemas Con el alma a cuestas. Y en California, me regaló un poemario donde habla de su pampa argentina, titulado Visión Argentina. 

Encuentros entrañables como aquel que ella tuvo con Hita, cuando la visitó por primera vez y me encargó que inspeccionara la casita de adobe que vendían junto a estas ruinas de la Iglesia de San Pedro… De ahí en adelante Beatriz ya fue de Hita para siempre. Y así sucesivamente la contacté con Jadraque a través del Alcalde de Guadalajara José María Bris, con quien le puse en contacto y de esta forma fue Profesora en el Instituto de Jadraque.

Beatriz hizo honor a su creatividad y a su trabajo pero sobre todo fue siempre fiel a todas sus raíces, no sólo  las de Estados Unidos, las de España y tantos lugares que recorrió por el mundo, siempre dejando la huella de su inteligencia y de su poesía, pero sobre todo aireó ese encanto de su pampa argentina, leo sólo unas estrofas que definen perfectamente como era y sigue siendo nuestra poeta.

Versos que ella declamaba excepcionalmente en su Versión Argentina, su hermosa voz resuena todavía en la Casa de los Poetas… como recuerdo dedico especialmente a sus hijas, aquí presentes y también a Toñi, que fue como una hija para ella. También para Soraya y Elena, amigas entrañables de Beatriz. Y para todos, sus versos…

Es la voz del payador

del poeta de las pampas

la que embelesaba noches

y engualichaba las almas.

Escuchadla argentinos

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EL ARADO

El arado no tiene paquete que lo enfarde
fue espada permanente y pincel de  diseños;
enmarcó las ciudades de Roma y de los sueños
y pintó en la mirada los surcos de la tarde.

Oxidado, sin alma, nadie que lo resguarde
sus hierros están sucios, sus estevas son leños;
olvidadas sus huellas que ayer fueron empeños
se deja morir solo, no hay nadie que lo guarde.

Recuerdo es aquel brillo de su reja a lo largo
de aquellos surcos rectos calados a medida,
donde el hombre dejaba escrita la belleza.

Porque somos nosotros la faz de su letargo
le hemos dado la muerte sabiendo que fue vida.
Somos la mano dura de la naturaleza.

©Julie Sopetrán

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NI MÁS NI MENOS

(Desde la conjunción copulativa)

Ni para vino tiene la pobre de la esquina
y ni pincha ni corta su vida inalterable;
ni por asomo, nadie, le deja una propina
y ni por esas, muestra, su gesto más amable.

Y ni unos ni otros saben, ni sospechan su vida
y ni qué decir tiene que fuera un qué sé yo…
Porque no soy de piedra, le dejo mi comida
y ni que fuera muda, ni las gracias me dio.

No es ni mucho ni menos, ni que fueran patatas
era un pollito asado de fino comedor;
ni mirarlo siquiera, ¿mi compra era barata?
Cual si hablara con sordos, se me encogió el amor.

Que ni por un momento pensé que la ofendía
ni sé cómo la pena se apoderó de mí;
ni un ápice de nada, todo es melancolía
ni fu ni fa la pobre dijo ni no ni sí…

Ni caliente ni frío, ni pude hacer más nada
que dejarle mi pollo templado allí en el suelo;
me fui, la calle oscura, ni tú ni ta, cansada
me acurruqué en las sombras para mirar al cielo.

Me equivoqué de calle, volví sobre mis huellas
ni un gato, ni un cometa, ni un tantito de gesto,
regresé por su lado, pude ver una estrella…
Y de aquel pollo asado, no quedaba ni resto.

©Julie Sopetrán

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A LEÓN FELIPE

Poeta del camino. Caminante.
El éxodo…El llanto te acompaña
desde la soledad crece en tu entraña
la esperanza del sueño relevante.

Bohemio. Actor. Poeta del instante
que observa de la vida su maraña;
sientes de corazón que muere España
De tristeza se viste tu semblante.

Versas tu soledad donde los cuentos
expresan el terror de lo vivido
y lo sabes muy bien, son los sarmientos
del fuego que la guerra ha consumido.

Cual libre pensador en movimiento
en el exilio encuentras… lo perdido.

©Julie Sopetrán
Libros y más.
6 de Mayo 2023

Con este poema rindo un pequeño homenaje a León Felipe.
Poeta que siempre he leído y admirado, desde mi adolescencia.
Hoy en el Grupo de Cultura: Libros y más, en Guadalajara, España.
Leeré este poema, en honor al poeta que, como yo, amó México.

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DEL SUEÑO A LA REALIDAD

Río Dulce (Guadalajara, España)

DEL SUEÑO A LA REALIDAD

He jugado a soñar que estaba muerta
por saber si en la tumba hay otra cosa
más suave que el perfume de la rosa
embalsamando el aire de mi puerta.

He jugado a vivir y está desierta
la dicha que soñé maravillosa,
he sentido el dolor que me reposa
y la mano divina que me injerta.

No estoy muerta, tan sólo estoy amando
esta ilusión tan dulce y tan sentida
que viéndola pasar, me va llevando

Me lleva, hasta dejarme convencida
que es el Amor el que me está creando
que es al Amor al que le debo vida.

©Julie Sopetrán

De mi libro inédito: Neo-Amorismos

Organizando poemas del pasado, encontré este poema que escribí en el año 1984. Hace unos cuantos años. Quise corregirlo, pero no, lo dejé como estaba en su primera idea y palabra. También podría ser, de la realidad al sueño, cambiando el título. Realidad y sueño, sueño y realidad, forman el conjunto de ser y estar en el Universo. Y es el lector quien imprime su significado. Cuando el río deja de correr, se convierte en espejo y las hojas del chopo coronan su belleza.

©Julie Sopetrán

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EL ESTABLO PERDIDO

Otro niño en cualquier parte
pierde la vida en el agua
porque se hunde la piragua
que con sus padres comparte
Y así el miedo se reparte…
¿Quién grita lo sucedido? 

En un establo perdido
el Niño Dios ha nacido 

Ajeno a la circunstancias
más niños, padecen hambre
viven en una cochambre
sin disfrutar de la infancia
Parece una disonancia…
¿Y tú sabes si han comido? 

En el establo perdido
el Niño Dios ha nacido

Un tercero, sin zapatos
pordiosero y harapiento
mendiga con sufrimiento
soportando los maltratos
Resiste los malos ratos…
¿Quién sabe adónde se ha ido?

En un establo perdido
el Niño Dios ha nacido

El buey relame la paja
los niños pobres también
y todos van a Belén
para ofrecer su migaja
Y yo miro cabizbaja…
¿Tiene el dar tanto sentido?

Si el niño Dios ha nacido
¿Por qué todo se ha perdido?

©Julie Sopetrán 

Amigos lectores de PERCEPCIONES. Os deseo a todos
Felices Navidades. Paz, Salud, Justicia y mucho Amor.
Si deseas seguir leyendo mis villancicos, te dejo esta
página:

https://eltiempohabitado.blog/villancicos/

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¡Vamos! ¡Vamos! (Villancico)

Hace frío, está nevando
vamos, vamos al portal
que se me acumula el llanto
.

Todos vamos a la par
con Jesús, José y María;
unos lloran de alegría
otros, no pueden llorar.
Sin comida y sin hogar
caminante y caminando
se nos acumula el llanto.
Vamos, vamos al Portal

que José ya encendió el fuego;
no dejemos para luego
lo que es sobrenatural.
El calor es esencial
para aliviar el quebranto
y eliminar nuestro llanto.

Ya el desierto tiene luz
y en el establo sin puerta,
nuestras almas se conectan
con el Divino Jesús.
El desierto es plenitud
y nuestras penas son cantos
donde se secan los llantos.

¿Y por qué lloramos tanto
si nuestra meta es Belén,
si Jesús es nuestro bien

y en su Luz nos refugiamos?
¿A qué esperas? ¡Vamos, vamos!

Hace frío, está nevando
que no se acumule el llanto.

©Julie Sopetrán
2022

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PAISAJE DE OTOÑO

Los labradores bordan

la tierra en el otoño

suavizan con la reja

la sed de las alberas

y enmarcan los relieves

marrones del ocaso.

La suavidad del aire

desmenuza los surcos

y amanece la escarcha

en los granos de trigo

que cayeron al borde

de muchas soledades…

Los labradores queman

la paja del pasado

pavesas que al mirarlas

revuelan la memoria

son rescoldos sin humo

sin crepitar de llamas

sin chispa que salpique

los pasos del camino.

El labrador ordena

los surcos uno a uno

versifica en la tierra

su poema  profundo

y abriga entre sus brazos

la luz de la mañana.

Las aves van pisando

la removida tierra

y no quiero espantarlas

porque están en su campo.

El labrador no sabe

que yo lo estoy mirando.

La tierra me sonríe

desde el fondo del alma.

©Julie Sopetrán

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PÉTALOS SOBRE EL AGUA

Pétalos como llantos en cauces de tristeza
así le das al río, ramillete de flores;
te conmueve el deseo de curar los dolores
y quisieras en duelo, retornar la belleza.

Lo importante es tu gesto que afirma la grandeza
de la flor, del misterio que engendran los amores;
lo importante es amarnos, hacernos sabedores
de la vida y la muerte que ostenta su crudeza.

Los deseos más nobles, los mueve la corriente
aromas y colores llegan a lo profundo
como un licor del alma: sin posos y sin poses. 

Es la actitud sensible que transpira el que siente
son las flores del cielo que crecen en el mundo
es la pena en su queja, gritándole a los dioses. 

©Julie Sopetrán

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EL MOLINO (II)

Les prometí seguir hablando del molino. El lugar donde yo empecé a escribir mis primeros versos. Su vocabulario se ha perdido, también las cesiones del agua, el caz ahora está vacío. Queda su esqueleto, alguna soga colgada, las piedras en silencio y todavía algún resquicio de harina escondido entre las viejas grietas de la madera. Los cárcavos o huecos  donde juega el rodezno del molino, ya están sucios y en la estancia se respira el recuerdo de la maquila o moltura bien cobrada. La maquila era esa porción de grano o harina que le correspondía al molinero por haber molido el costal de cebada. O sea el precio de la molienda en grano o harina.  La filosofía del molino se quedó conmigo y allí aprendí a moler, a remoler, a triturar, a parar el molino cuando reboñaba la rueda, o sea cuando había una rebalsa de agua en el cauce de salida. Era muy importante observar los niveles del agua y si te descuidabas, podría subir hasta el tragante desde donde se veía todo el cauce y la belleza de la zaya o caz del molino. Me gustaba contemplar el remolino que se perdía por el saetin que es el canal angosto por donde se conduce el agua hasta la rueda hidrahúlica que parecía atragantarse en las estrechas cañariegas. Otras veces, me distraían las ratas de agua escarbando en los huecos de los medievales lucernarios, parecía que buscaban su lámpara maravillosa.

Sobre la plataforma de madera me sentaba con papel y lápiz, tratando de escribir el poema que jugaba al escondite con la música de la molienda. A veces la harina llegaba hasta mis cejas y era así como me sentía, blanca entre las cosas que me rodeaban. Recuerdo que me quedaba horas observando la pelea de las cucarachas o esa ingenuidad de las crías de los ratones que iban y venían entre los llenos y apretados costales de cebada. Mi padre se alegraba cuando me veía trabajar fuerte para la casa. Su gran frustración es que yo había nacido mujer y él necesitaba hombres para trabajar el campo. Las mujeres habíamos nacido para estar en la cocina.  Pero a través de los años, descubrí que el molino, había sido para mi un lugar místico. Un lugar de monólogos íntimos. Un refugio activo de trabajo y oración, porque a mi manera, yo rezaba con la naturaleza. Allí descubrí el mundo de los sueños en mi adolescencia y aprendí a enfrentarme con la soledad, escuchando la canción del agua y de las piedras.

Julie Sopetrán

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VOCES DE GUERRA Y PAZ

Del infierno salieron las voces de la guerra
el eco de la espada, los gritos del disparo;
los metales salvajes que matan sin reparo
o el clamor de la bomba que destruye y aterra.

A la voz del silencio mi corazón se aferra
porque vivo la muerte de un mundo en desamparo,

busco el lenguaje puro de un horizonte claro
para sembrar mi sueño de PAZ sobre la tierra.

Si pudiera en mi verso deshacer la metralla
y convertir en flores la bélica codicia
con lenguaje de versos haría la batalla

y aunque sólo soy eco que busca la justicia
me entrego a la cadencia del corazón que calla
sabiendo que en la lucha sólo Amar es primicia.

©Julie Sopetrán

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AL MARGEN DE LA PRISA

AL MARGEN DE LA PRISA 

Vivir es el recuerdo de haber amado mucho
de sentir lo pasado, sin prisa, sin empeños;
la memoria es presente que en mi cerebro escucho
cual palabras que trazan anteriores diseños.

Vivir es movimiento, trayectoria infinita
compás, ritmo, repente de impensable latido;
es un todo en lo mucho que la sangre palpita
pausa de sentimiento que no admite el olvido.

Es temblor en el alma que al margen de la prisa
renueva los espacios de viejos ademanes;
es el gozo del tiempo vivido en la sonrisa
y es danzar sin agobios los diarios afanes.

El tiempo airea sueños que fueron esperanzas
Vivir es dar un salto y a la vez ir despacio
degustando sabores de todas las mudanzas
y andar, andar sin prisa, los trechos del espacio.

Aunque no sepa nunca el fin de mi destino
en mi paisaje hay fondos llenos de poesía; 

el canto y la cadencia me alegran el camino 
y es el verso sencillo, mi mejor compañía. 

©Julie Sopetrán 

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EL MOLINO

«Agua pasada no muele molino»

EL MOLINO

Yo tenía catorce años cuando mi padre me mandaba al ancestral molino de harina, mientras él y mi hermano, recogían la mies y completaban las tareas del campo en plena cosecha.  A veces, me quedaba ausente escuchando la canción de las piedras… Era la fuerza del agua moviendo esa maquinaria antigua del molino. Me gustaba oír su ronroneo, cantábamos al unísono. Ese estallido de espumas sobre el rodete, agua que luego se convertía en sobrante, en un arroyuelo cantarín y danzante entre las zarzas.  La gente llegaba con sus burro cargado con costales de cebada, algunos se esperaban a que lo moliera, otros, dejaban el costal de cebada y volvían a recogerlo al día siguiente. Y yo, entre molienda y molienda escribía mis primeros versos… Cargaba las espuertas de grano y las descargaba en la tolva de madera, era un ejercicio dinámico, mientras me sentaba a leer o a escribir. También me gustaba hablar con la gente que iba llegando a dejar la cebada. Pero ese sonido del molino, esa canción de las piedras lo recuerdo como un lenguaje de meditación y aislamiento.  Llegué a conocer ese lenguaje de la molienda. Por ejemplo al molino también se le llamaba la aceña. Es un vocabulario que ha ido desapareciendo. Al rodete también se le llamaba rodezno, que es la rueda hidráulica de corriente baja, donde va a parar el agua acumulada en el caz, que también se le llama presa o azud. Yo abría la compuerta interior y el agua se estampaba sobre los arcaduces o cangilones que caracterizan al rodete en su engranaje cónico que es lo que sirve, para con la fuerza del agua, mover las dos grandes piedras o muelas hechas con sus estrías labradas artesanalmente y gracias a la fricción que hacen las estrías entre las dos piedras, la cebada se tritura y sale hecha harina. Hay una estría de refrigeración y otra de molienda. Al hueco redondo que hay en el centro de las muelas se le llama ojo. A la piedra de arriba se la llama volandera porque da vueltas como si fuera en volandas y puede ajustar la molienda más fina o más gruesa y se ajusta con una ruedecilla. A la piedra de abajo, se la llama solera, que es la muela fija.   Todos los molinos de agua tienen un caz de traida y un caz de salida, sale el agua después de haber pasado por el rodete y va a parar al río. De ahí nace el refrán: «agua pasada no muele molino» porque ese agua ya no puede volver al caz de traída.   Todo molino tiene su boca. Es como un cubito de madera por donde sale la harina y también un cilindro cernedor por si se quiere cerner.  Con la pala de madera, me dedicaba a llenar los atrojes de harina y también los costales que traían los añacales. Añacal es la persona que llevaba la cebada o el trigo al molino. A veces, no podíamos con el peso, y el costal terminaba en el suelo. Dedicaré más tiempo al molino… Merece la pena recordar estos tiempos… cuando comencé a escribir mis primeros versos.

©Julie Sopetrán

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LA ESTRELLA

Dibujo de María José Riazuelo (https://tinteroypincel.com/)

Cuando era niña, en las estrelladas noches de verano, me sentaba a tomar el fresco con mi tía Josefa, ella me enseñaba a mirar el firmamento. No disponíamos de telescopio, pero recuerdo que mi tía me hablaba de la Vía Láctea, que cual polvareda atraviesa el cielo dividiéndolo en dos hemisferios. Yo lo veía como una senda recién nevada hecha de lucecillas misteriosas que se mantenían en el abismo del cielo… Pequeños y brillantes orbes que flotaban en lo infinitamente lejano.  Aquella contemplación me hacía pensar, sentir la grandeza del Universo. Mi tía me mostraba Sirio, el punto más luminoso, me quedaba asombrada cuando ella me decía que  era siete veces mayor que el sol… Las Pléyades, los millones y millones de bandadas de estrellas que corren vertiginosas por el espacio. Mi observación no podía abarcar tanta grandeza dentro de esos enjambres de estrellas sobre nuestras cabezas. Fue así como empecé a pensar en las estrellas, grandes, pequeñas, multitudinarias. Mis primeros poemas versaban sobre estrellas… La Estrella más bonita, Alpha y Omega… y tantos que todavía conservo en mis viejos cuadernos. Hoy, Navidad de Nuevo, he elegido un poema muy cortito que lo escribí paseando a la luz del sol, pero pensando en las estrellas.  Es mi regalo de Navidad para todos mis seguidores-lectores, a los que deseo paz, salud, amor, felicidades en estas fiestas y agradezco a María José, su excelente dibujo navideño.

Alpha y Omega

Debajo de la estrella
el olivo
y debajo
la espiga
una flor
y
la hormiga  
…debajo
más
abajo
está el agua
y la perla
y
detrás de la tierra
más
abajo…
¡Está otra vez
la estrella!

©Julie Sopetrán

Destacado

MUSGO EN LA PIEDRA

La belleza existe en el rincón más apartado.

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Llueve y la piedra lo sabe, se deja acariciar, abrazar, por la bufanda verde del musgo…
La belleza existe en el rincón más apartado. El tacto es suave y en la piedra, el musgo
expresa la fuerza primitiva de la naturaleza.

Es Navidad
Están frías las piedras.
El musgo crece.

©Julie Sopetrán